Informe Gaindegia 2009: Análisis de expertos-- Roberto Bermejo

El inevitable cambio radical de la política de transporte vasca
Análisis en base a dos escenarios
Roberto Bermejo

Escenario convencional

Los problemas históricos del transporte en Euskadi se pueden resumir en los siguientes rasgos:
· Una hegemonía particularmente elevada del transporte por carretera, que se refuerza con el tiempo, debido a un gran flujo de camiones en tránsito y a un intenso tráfico de agitación en algunas zonas. Factores que generan una congestión elevada. El ferrocarril es un modo residual en mercancías: su cuota de mercado es inferior al 2%.
Roberto Bermejo
Profesor de la UPV

· Falta de infraestructuras ferroviarias y precariedad de la mayoría de las existentes para atender la demanda en desplazamientos cotidianos, con la excepción del Metro de Bilbao y en mucha menor medida de tramos de cercanías de Euskotren, RENFE y FEVE. Inexistencia práctica de un tren regional y de larga distancia. Precariedad de los servicios de autobuses, exceptuando los que conectan las capitales y los de algunas áreas metropolitanas.

La respuesta única de las instituciones de gobierno vascas (IGV) es la promoción de nuevas infraestructuras. A ellas se les supone una gama amplia de factores positivos: impulsar la competitividad y el desarrollo económico, fortalecer la vertebración y cohesión territorial y social, garantizando la accesibilidad homogénea en todo el territorio, asegurar la sostenibilidad del sistema de transportes, restablecer el equilibrio de los distintos modos de transporte y, por último, lograr la adecuada inserción del sistema vasco en el contexto internacional. Pero el hecho de que las Diputaciones cuenten con muchos más recursos financieros que el Gobierno Vasco (GV) ha determinado, de una parte, un esfuerzo particularmente intenso en construcción viaria, que monopolizan, y que continúe la precariedad en la red ferroviaria interior (competencia del GV).

Según las IGV, Euskadi necesitaría de una vertebración ferroviaria en Alta Velocidad (AV) entre las tres capitales, que además “nos conectaría con Europa”. Los territorios forales tendrían déficits muy importantes de infraestructuras de transporte. Bizkaia necesitaría una nueva variante de Bilbao (la Supersur), seguir ampliando el corredor del Txoriherri, etc.; Gipuzkoa un nuevo puerto (exterior) en Pasaia, la ampliación del aeropuerto de Hondarribia, Donostialdea necesitaría una nueva variante y quizá un Metro, etc.; Araba necesitaría un gran centro logístico (Araba Sur), considera imprescindible (junto con Gipuzkoa) terminar la autopista Eibar-Vitoria y reactivar su mortecino aeropuerto, etc.

Carece de base la defensa de que la proliferación de infraestructuras realiza una gran contribución al crecimiento económico. Hay un amplio consenso entre los economistas del transporte de que, una vez que se ha alcanzado el nivel de infraestructuras normal en los países industrializados, pueden tener incluso efectos negativos sobre la economía. El informe británico SACTRA (1999) afirma que existe un umbral de transporte a partir del cual una mayor movilidad tiene efectos perjudiciales para la actividad económica y este umbral lo han alcanzado los países industrializados. El informe Eddington (2006) confirma tales conclusiones: “históricamente las conexiones nuevas han desempeñado un papel central en los periodos de rápido crecimiento económico de muchas economías, pero las economías maduras (…) deben focalizar su política y la inversión en la mejora de la productividad de las redes de transporte existentes”. El Tribunal de Cuentas de Francia (Cour de Comptes, 2006) critica que los estudios de rentabilidad socioeconómica que pretenden justificar la construcción de grandes infraestructuras se manipulen, exagerando los beneficios y minusvalorando los perjuicios, y coincide con los estudios anteriores: “debe darse una prioridad mayor a los gastos en renovación de los equipos sobre las inversiones en desarrollo”.

Dadas las reducidas dimensiones de Euskadi, las IGV no pueden alegar, como se hace en la UE y en el Estado, que la AV ferroviaria contribuye al reequilibrio modal porque quita pasajeros al avión, por lo que se busca otra línea de defensa: se reconvierte en una línea mixta, con lo que se aliviaría la congestión, al quitar pasajeros y mercancías a la carretera, además de reducir las emisiones de CO2. Sin embargo, las líneas mixtas son inexistentes en el mundo, salvo en Alemania (en una única línea de AV y después de ser preparada para este uso: pendientes suaves, aparcaderos abundantes y convoyes que van a 140 km/h, pero sólo sirve para mercancías de poco peso y alto valor mercantil) y el Euromed (por la imposibilidad física de construir una línea nueva en la costa mediterránea y con elevados costes de mantenimiento). En este caso el flujo de mercancías es muy bajo porque en la reforma de la línea no se hace teniendo en cuenta las necesidades específicas del transporte de mercancías, como muestra el Informe Davignon (2008), del Coordinador Europeo para el transporte transpirenaico: las líneas tienen pendientes excesivas y el “escaso número de puestos de adelantamiento y estacionamiento no facilitarán el transporte de mercancías”. Una línea que une exclusivamente las tres capitales no puede contribuir a la cohesión territorial de Euskadi. La demagógica “conexión con Europa” resulta imposible, porque el Gobierno francés no quiere llevar la AV a la frontera. Por último, la AV no reduce las emisiones de CO2, sino que las aumenta. Así lo afirma un reciente informe de la administración ferroviaria sueca y es la consecuencia lógica de que la AV duplica el consumo energético de un tren convencional.

El GV (2007) argumenta que la Y vasca dejará la red convencional libre para las mercancías: “Además de la propia posibilidad de la circulación de mercancías en la Y, su presencia permite liberar del tráfico los surcos que ahora son utilizados para las líneas de largo recorrido y gran parte de los trenes regionales”. Pero añade que esta red es inadecuada para transportar mercancías: “El tráfico de mercancías en la red de ancho ibérico se encuentra en un estado de práctico estancamiento durante los últimos años. Esto se debe, en gran parte, a la existencia de una serie de zonas críticas que limitan la capacidad”. Las zonas críticas son el puerto de Orduña y las de la conexión Alsasua-Zumarraga. Otro agravante de la realidad vasca es que las mercancías típicas de la industria vasca y las que transitan por el puerto de Bilbao son muy pesadas. RENFE descarta las líneas mixtas, lo cual conlleva que los camiones de tránsito hacia el Norte deberán trasvasar sus cargas a la Y vasca al llegar a Vitoria.

También es absurdo pretender eliminar la congestión viaria con la construcción de más carreteras. Nadie lo ha conseguido, ni lo conseguirá, porque, tal como afirma el Libro Blanco del transporte de la UE (2000), cuando se crea una nueva infraestructura viaria se activa una demanda latente que termina saturándola.

Escenario del techo del petróleo

El petróleo aporta el 98% de la energía consumida por el transporte, y el 74% de la cantidad anterior es consumida por el transporte de carretera. En Euskadi este último ratio es semejante, pero con una tendencia histórica a reforzarse: incremento anual superior al 3% de media en el periodo 1996-2007.

Existe una evidencia abrumadora de que el petróleo empieza a escasear. Lo prueba el estancamiento de la oferta de petróleo producida en el periodo 2005-2008, que llevó a que el precio del petróleo alcanzara los 147 $/barril en junio de 2008. Después la crisis (magnificada por la escalada) redujo la demanda, y el precio del barril se desplomó hasta los 32 $/b. Pero crece el consenso entre los expertos sobre que el techo del petróleo (la máxima capacidad de extracción) se produjo en 2008. Lo cual explicaría que el precio del petróleo se está recuperando (situándose a principios de noviembre de 2009 en el entorno de los 80$/b) a pesar de que la recuperación de la economía mundial se retrasa. Así que, en cuanto ésta se inicie, el barril superará el precio máximo de 2008, y la economía mundial se sumirá en una profunda y larga crisis económica. Fatif Birol (2007), economista jefe de la Agencia Internacional de Energía (AIE), afirma que “si no hacemos algo muy rápido, y de manera valiente (…) las ruedas de nuestro sistema energético pueden salirse. Ese es el mensaje que queremos dar”. Por ello la AIE está pidiendo que los gobiernos dejen el petróleo aceleradamente. Hasta la Comisión Europea ha terminado por aceptar el problema. En su Comunicación “Un futuro sostenible para el transporte”, incluye el apartado “Creciente escasez de combustibles fósiles” (COM–2009– 279/4).

Como consecuencia del techo del petróleo se van a producir múltiples cambios en el sistema de transporte, aunque las dimensiones de los mismos son difíciles de evaluar. Pero resulta evidente que mucha gente tendrá que renunciar al coche en sus desplazamientos diarios y demandará un transporte colectivo eficiente. En este contexto no tiene sentido seguir construyendo carreteras, y sí modernizar y ampliar las líneas ferroviarias, así como mejorar los servicios de autobús. Para llevar a cabo esta tarea, las Diputaciones deberán colaborar con el GV, siguiendo el precedente del Metro de Bilbao.

El transporte aéreo se reducirá drásticamente, y se fortalecerá el ritmo actual de grandes fusiones de compañías. La gran mayoría de las compañías de bajo coste desaparecerán, porque los altos costes de combustibles dejan poco margen para reducir otros costes. Muchos aeropuertos pequeños tendrán que cerrar, porque serán mucho más deficitarios que ahora. De los 47 aeropuertos españoles gestionados por el Estado, sólo son rentables Madrid, Barcelona, Málaga, Palma y Alicante. Los de Hondarribia y Vitoria deberán ser cerrados.

En el transporte de mercancías se intensificarán los procesos de trasvase de la carretera al ferrocarril y al barco en recorridos largos. La demanda de transporte por ferrocarril se disparará, si existe una infraestructura mínimamente aceptable. Por ello la Y vasca deberá ser reconvertida para dar prioridad a las mercancías, cualquiera que sea la fase de construcción en que se encuentre cuando estalle la crisis energética. Davignon está convencido de que los dos corredores ferroviarios transpirenaicos serán reconvertidos para dar prioridad a las mercancías: “Mi convencimiento es aún mayor (que al principio de su mandato) en cuanto a que la finalidad de estas infraestructuras evolucionará esencialmente hacia el transporte de mercancías” (Davignon, 2008: 12).

El tráfico marítimo de mercancías se verá reforzado, pero carece de sentido la construcción del puerto exterior de Pasaia, teniendo en cuenta la depresión económica que la crisis energética producirá y que el puerto de Bilbao está ampliamente sobredimensionado para su carga actual.

Pero no se trata sólo de adaptar los diferentes modos a las nuevas circunstancias, sino también de la mejora permanente del sistema de transporte. El “Libro Verde” del transporte de la Comisión pide “esfuerzos creciente con vistas a una utilización más eficiente de las infraestructuras”. Pero va más lejos al proclamar el fracaso de su política anterior de promoción de una red ferroviaria europea de AV (la RTE-T) y declarar (en vista a la nueva situación) que “el enfoque político debe ser objeto en primer lugar de una amplia revisión” (COM–2009– 44final).

En el Pdf junto con el análisis de Roberto Bermejo se incluye un breve reportaje que nos da una perspectiva sobre el tema.