La decisión de ETA de cese definitivo de su actividad será, sin duda, uno de los elementos que caracterice la nueva fase que ya se ha iniciado. Estamos entrando en un nuevo ciclo en relación a nuestra dimensión nacional. Sin embargo, la decision de ETA no será el único elemento característico. Las tendencias macroeconómicas globales, el desastre económico del Reino de España, la total desafección de la República Francesa por Iparralde… Son hechos que apuntan una misma necesidad: Los territorios de Euskal Herria han de desplegar su actividad cotidiana en parámetros nacionales si quiere hacer frente a los retos a los que se enfrenta su sociedad, aprovechando todo su potencial, que es considerable si lo visualizamos en su conjunto y en toda su diversidad. Podemos, y además precisamos encontrar nuestras respuestas para ganarnos nuestro futuro.
Más allá de entrar a debates sobre el estatus jurídico ideal, el modelo social preciso, la estrategia socio-económica a seguir… cuestiones todas ellas fundamentales y que precisan una respuesta nítida también en Euskal Herria, se observa un hecho que nos da la medida de donde nos encontramos. A saber, que la idea de ir articulando visiones y propuestas (tanto locales como nacionales) con carácter de país, no se inicia. La crisis económica, los retos electorales… están haciendo que una vez más, las respuestas con origen en algún agente o territorio de Euskal Herria sean no solo locales, sino localistas. Y este sí que es un hecho preocupante, si nos atenemos al hecho de que en muchas cuestiones la posibilidad de incorporar ejes de actividad o visiones interterritoriales depende exclusivamente de agentes locales. Observemos algunos casos a modo de ejemplo. En el ámbito electoral, las distintas opciones que presentan candidatos y programas locales en ningún caso están planteando un programa y un argumentario programático sustentando en nuestra territorialidad. ¿Por qué una propuesta de un partido abertzale es mejor para la ciudadanía que la de un partido unionista? Sin la singularidad de que sirven a un ejercicio de carácter nacional, en qué parte del programa está lo nacional. No estaría mal, por ejemplo, que los electos de Euskal Herria, sea cual sea la sigla a la que representen, debatieran y propusieran cambios en las normativas sobre aeropuertos y tráfico aéreo que permitieran articular proyectos de cooperación entre los aeropuertos vascos, incluido el de Biarritz. Sería innovador, ahorraríamos recursos, surgirían nuevas sinergias. Se puede argumentar de la misma manera sobre el proyecto Kutxabank. No deja de ser un proyecto imprescindible, sin embargo observamos que ninguno de los agentes que apuesta por esta iniciativa plantea públicamente su vocación de articular una estrategia y unas funciones con visión territorial integral de Euskal Herria. Y qué decir del BCC, Basque Culinary Center, en qué reside la especificidad que imprime el ser “basque”. Queremos decir que un centro con esta proyección internacional bien pudiera servir para incluir en sus contenidos la amplia propuesta agroalimentaria de Iparralde o la Rivera navarra. También pudiera servir para crear una nueva titulación de “cónsul culinario para productos vascos” que con acreditación y un profundo conocimiento de nuestra tierra y nuestros productores se dedicara por todo el mundo, restaurantes y distribuidores a representar y defender los productos de nuestra tierra, sean Idiazabal, Ossau-Iraty o Roncal…
Por tanto, sentimos tener que decirlo de esta manera, pero ni en política ni en economía ni en la mayoría de los ámbitos de actuación se está actuando con visión territorial del conjunto de Euskal Herria.
Dicho esto, bien es cierto que cualquiera que se inicie en las tareas de cooperación inter-territorial se ha de enfrentar a un auténtico circuito de obstáculos laberíntico, donde uno llega a la meta volante exhausto y ya no le quedan fuerzas para continuar la carrera. Es la eterna estrategia de “desprogramar” Euskal Herria y asimilarnos a nuestros vecinos. Gaindegia, así como muchas entidades culturales, deportivas… sabe perfectamente que el ordenamiento jurídico, las normativas para la concesión de subvenciones, las asesorias jurídicas… están dispuestas de tal manera que desistamos en nuestro intento por plantear marcos de colaboraciòn y actividad con carácter interterritorial o nacional vasco. Pero precisamente es desde esta perspectiva desde la que quisiéramos apuntar la necesidad de que los agentes políticos y administrativos locales incluyan en sus debates, programas, iniciativas parlamentarias… iniciativas orientadas a crear un suelo jurídico, administrativo y político que facilite la cooperación inter-territorial vasca, sin cortapisas, ni limitaciones ni coacciones que nos alejen de nuestra necesidad que no es otra que colaborar para aprovechar nuestras posibilidades como pueblo, poder ayudarnos mutuamente a solucionar nuestros problemas cotidianos, llegar a presentar un auténtico espacio socio-económico con carácter nacional, haya o no cambios de estatus, marco… No faltamos quienes deseamos articular una cooperación inter-territorial vasca. Falta la iniciativa política que nos incluya y nos desbroce el camino de tanta maleza.
Xabier Isasi, Presidente de Gaindegia
Imanol Esnaola, Secretario de Gaindegia