IÑAKI BERISTAIN, Economista
[table id=28 /]OBJETIVO
La reciente actualización por parte de Gaindegia de su galería de Indicadores básicos sobre la economía de Euskal Herria (Comunidad Autónoma de Euskadi, Iparralde y Nafarroa) es motivo propicio para caracterizar los rasgos distintivos, analizar la evolución reciente y anticipar un creciente protagonismo futuro de las regiones en el nuevo orden europeo que la actual crisis está precipitando.
Tales tareas se verían facilitadas por la existencia de estadísticas homogéneas y comparables de las que carecemos para los tres ámbitos (Tablas I-O por ej.), aspecto éste en el que Gaindegia constituye una punta de lanza, si bien el camino por recorrer es aún amplio.
CARACTERIZACIÓN DE LA ECONOMÍA DE EUSKAL HERRIA
El peso específico de cada uno de los territorios de Euskal Herria (EH) muestra la elevada influencia de la Comunidad Autónoma de Euskadi (CAE), con aproximadamente el 72% del Producto Interior Bruto del total, frente al 20% de Nafarroa y al 8% de Iparralde, con un volumen en torno a 91.000 Millones de euros en 2009. A su vez, la clara vocación de la CAE hacia las actividades industriales, constituye un elemento singular de su estructura productiva que condiciona de manera significativa al conjunto de la economía de EH.
La aparente reducida dimensión relativa de los registros brutos de generación de valor de Euskal Herria, adquiere sin embargo su verdadera dimensión al compararla a la producción por habitante, aspecto éste donde se sitúa a la cabeza de los estados más avanzados. Prueba de ello es que en 2010, EH con 30.000 euros por habitante, superaba con nitidez tanto a Finlandia (28.100 €/hab.) como a la media de la UE (24.400 €/hab) que figuran como entornos avanzados de referencia.
Tras esta reseñable capacidad de producción económica de EH, se halla la elevada productividad de la mano de obra, fruto de la combinación de una intensa inversión empresarial y una clara apuesta por las actividades de I+D, que explican los constantes avances de la productividad, hasta el estallido de la crisis de 2008. Todo ello siempre en términos que se comparan favorablemente con los entornos de referencia más avanzados internacionalmente.
La combinación de tales factores en EH conforma por tanto un entorno altamente competitivo, muy orientado hacia los mercados exteriores, tal y como lo atestiguan sus elevadas cifras de exportaciones e importaciones respecto al total producido en este ámbito territorial, generando un permanente y creciente superávit de su saldo exterior, especialmente significativo en los ejercicios posteriores al inicio de la gran crisis. La mayor parte de sus exportaciones se orientan hacia los entornos geográficos más próximos, España y Francia, junto al resto de países de la UE, destacando una economía tan exigente y competitiva como la alemana, como muestra de su capacidad de penetración en mercados punteros.
RETOS DE FUTURO
Este favorable comportamiento de la economía de EH sin embargo se ha visto mermado tras la Gran Crisis mundial que se desencadenó en el último trimestre de 2008 y continúa en nuestros días. De ahí que el futuro de Euskal Herria no sea ajeno en modo alguno a los grandes retos que la Unión Europea afronta en estos momentos de creciente incertidumbre en los mercados de financiación e inestabilidad en el ámbito político-institucional.
Pese a lo crítico de la situación, me gustaría sin embargo destacar que vivimos precisamente en un momento de oportunidad para los pueblos como Euskal Herria, ante el evidente agotamiento del modelo europeo. En efecto, el entramado comunitario cuenta sólo con dos de las tres patas necesarias para sustentar un mesa en pie. Me refiero a la Unión Económica como primer pilar, basada en el mercado único y la libertad de circulación de bienes, capitales, servicios y personas y a la Unión Monetaria, donde el euro y la política monetaria en manos del Banco Central Europeo constituyen sus soportes. Ello sin embargo no resulta suficiente: el edificio europeo precisa completar sus actuales sostenes, con una Unión Política real, previa renuncia de los Estados miembros a su soberanía en este ámbito en favor de las instituciones comunitarias.
Un escenario donde hubiera un único ejecutivo europeo, capaz de gobernar a toda la Unión, con normas emanadas de un Parlamento Europeo con plenos poderes legislativos en ámbitos básicos sobre toda la UE, es hoy en día más deseable y necesario que nunca. Todo ello combinado con instituciones regionales más potentes tras un refuerzo de las transferencias "hacia abajo", con mayores niveles de autonomía y dotadas de los recursos precisos para reforzar el ámbito local de la estrategia europea, constituye sin lugar a dudas un objetivo ambicioso pero al tiempo ilusionante por el que merece trabajar con entusiasmo y compromiso inquebrantable.
CONCLUSIONES
El futuro pasa pues por más Europa y por la profundización en la identidad de los pueblos de Europa, aliados genuinos de la Europa Política y de la consecución del Desarrollo Humano Sostenible para sus gentes. Todos ellos constituyen los elementos de referencia del nuevo modelo europeo que reserva a las regiones, como elementos más próximos del ámbito local y de los agentes socioeconómicos, un papel primordial en su devenir próximo.
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