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La deuda soberana: un problema sin solución en la actual Unión Europea

Joseba Felix Tobar-Arbulu, Doctor en Ingeniería

De vez en cuando tenemos la oportunidad de leer que los problemas de la Eurozona han encontrado, finalmente, una solución, pero aquellos que propician esas soluciones no quieren reconocer que el principal problema de la Eurozona es una arquitectura financiera claramente deficiente.

Los “problemas” del sistema bancario y la consecuente “necesidad” de recapitalización del mismo no son más que síntomas de ese problema. La recapitalización no es ninguna solución al problema de la solvencia nacional, porque la crisis del sistema bancario es un indicador de esa solvencia.

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La preocupación por la situación de Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España y, por extensión, por la de todos los países del euro, tiene razón de ser. El problema reside en que los estados miembros de la UE no son estados de la misma naturaleza que los estados USA. Los estados de la UE no son soberanos en el apartado monetario, mientras que USA es un país soberano. Grecia, Italia, Francia o Alemania son países que manejan el euro, pero no tienen potestad para emitirlo. Todos esos estados europeos son estados como California, Massachusetts o cualquier otro estado USA, siendo estos últimos estados que manejan el dólar. La particularidad USA es que aquél país, en su integridad, tiene capacidad para emitir el dólar a través de la FED.

Pero el estamento político de la Eurozona sigue ignorando ese punto fundamental y, en consecuencia, no se hace un uso debido del único ente con capacidad ilimitada para la emisión del euro, como es el Banco Central Europeo.

Por el contrario, cuando los gobiernos de los países miembros financian el FEEF (European Financial Stability Fund), terminan por amenazar las valoraciones del crédito de Francia y Alemania al preguntar a estos últimos hasta qué punto están dispuestos a sustentar el FEEF. Los países miembros de la UE no son soberanos respecto a su moneda (manejan el euro pero no pueden emitirlo), por lo que su problema de solvencia no hace más que agravarse.

Los mercados ejercen su presión actualmente sobre Grecia, pero la mayor preocupación actualmente es si finalmente terminarán por presionar a países de gran tamaño de la UE, como Italia o España. Es precisamente en ese punto donde se hace visible la debilidad estructural del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera.

Echemos un vistazo a algunas cifras. El FEEF puede disponer de 440 x 109 euros, un billón, 2 billones o hasta 10, pero, en último término, siempre ha de tener en cuenta su origen financiero. No tiene ningún sentido poner en marcha el programa FEEF sin ayuda del Banco Central Europeo, puesto que es la única entidad que puede ofrecer una garantía verosímil, en tanto que es la única que tiene la capacidad ilimitada para emitir el euro.

En consecuencia, tanto los políticos de la Eurozona como los agentes de los mercados siguen mezclando estos dos puntos que, aun estando interconectados, son diferentes: la solvencia nacional y la escasez de demanda agregada. El estamento político pretende que el BCE se ocupe de ambos aspectos, pero el BCE puede ocuparse únicamente del problema de la solvencia. Cuando se afronte de un modo convincente ese problema, los mercados de capital volverán a activarse y los países tendrán mejores opciones de financiarse a través de ellos. No será, pues, una cuestión de necesitar varios billones de dólares, porque se dispondrá de una herramienta verosímil, es decir, de un banco central que será capaz de, literalmente, crear billones de euros con darle a una tecla, haciendo frente así a todas las dudas que puedan tener los mercados sobre la solvencia nacional de un país. De ese modo, los bonos de los diferentes estados no serán fuente de tanta inquietud y no habrá esa necesidad de recapitalización bancaria.

En tanto que Alemania y Francia incidan en el problema de la garantía de la deuda soberana a través del FEEF (y sucederá eso si el BCE no desempeña ese rol), ese modo de proceder terminará por hacer mella en sus balances nacionales. En consecuencia, los mercados pondrán en entredicho la solvencia de ambos países, propagando el contagio más allá de PIIGS. Ya estamos viendo, de hecho, algunas de esas consecuencias. Conclusión: no habrá solución en tanto que el estamento político de la UE no solucione el problema de solvencia.

Existe otra posibilidad fuera de la austeridad neoliberal, pero para ello deben comprenderse las funciones de los mercados y los bancos, la misión del banco central, el funcionamiento del sistema financiero y la teoría monetaria. Se trata, en esencia, de un problema de soberanía monetaria y, en consecuencia, de firmeza en las prácticas fiscales. Ver http://www.unibertsitatea.net/blogak/heterodoxia, y, sobre todo, los trabajos publicados a partir del 03/01/2010.