Estos años asistimos al declive del modelo territorial de Nafarroa forjado en la segunda mitad del siglo XX. Un modelo orientado a sembrar de actividad industrial la práctica totalidad de comarcas, y con ello transformando una economía rural en industrial.
Si Nafarroa podía presumir de uno de los PIB per cápita más altos de Europa, desde el 2009 el escenario ha variado considerablemente. La desindustrialización y el paro llegan a niveles desconocidos en todo el territorio.
Uno se pregunta cómo se ha podido llegar a esta situación en tan poco tiempo y llega a una conclusión que por evidente no deja de ser sorprendente. Podríamos decir que el modelo territorial navarro ha sido de cartón piedra y se ha basado en un desarrollo con pies de barro (o excesivamente ambicioso). Por una parte, atrayendo actividades industriales de matriz extranjera, lo cual supone empleo y réditos fiscales inmediatos, y al mismo tiempo supone no tener que invertir en I+D para la industria local y la formación de sus profesionales. Por otra parte, mientras orientaba una industria sin raíces hacia la periferia, iba acumulado en Iruñerria aquellas inversiones de mayor futuro, desequilibrando totalmente el territorio. Los hechos han demostrado que esta estrategia con una acumulación de recursos y actividades en Iruñerria no ha servido para revitalizar el resto de comarcas. Todo lo contrario.
Llegados al contexto actual, el modelo queda al descubierto: Tudela, Tafalla, Lizarra, Agoitz… no disponen de apoyos y estructuras para revertir la situación, los municipios más pequeños pierden a sus hijas e hijos más preparados, e Iruñerria se consolida como único núcleo de actividad, haciendo que la actividad del territorio gire en torno a ella.
Las fuertes inversiones en infraestructuras viarias, y una política de vivienda de alta densidad para Iruñea han facilitado esta tendencia económica y demográfica (con un evidente efecto electoral).
Podemos considerar que este es un modelo de bajo coste por el hecho de que no ha precisado de excesiva inversión en formación, desarrollo tecnológico…, siendo extremadamente rentable pues ha beneficiado a las rentas familiares, la fiscalidad y las entidades financieras que han financiado dichas inversiones (y ciertos sindicatos). Sin embargo, ahora que remontar la situación precisa de otros mimbres, que no son otros que los que aporta una sociedad bien estructurada, con un capital social sólido, estructuras, iniciativa y recursos financieros (¿Dónde quedó la CAN?) estos no existen o no están en disposición de responder.
Ha llegado el tiempo de demostrar que hay músculo para revitalizar Nafarroa con sus propios mimbres. Pero primero habrá que responder a la cuestión de cuál debe ser el nuevo modelo productivo y territorial.
No quisiera despedir este post apuntando al hecho de que la industria navarra se ha aprovisionado de la industria de Gipuzkoa, Araba y Bizkaia, siendo estos su principal proveedor. Por tanto, la crisis de Nafarroa tiene importantes consecuencias en el resto de territorios de Euskal Herria. Un dato más para destacar la necesidad de una mayor cooperación interterritorial en todos los ámbitos, si queremos salir de esta juntos.
Leer el post publicado títulado: Nafarroa Garaia sufre el abandono de una industria sin raíces locales.
Leer el artículo publicado en GARA (08/03/2013) Agentes sociales de Sakana trasladan al Parlamento sus quejas y propuestas