Mikel Navarro: La diversificación de nuestra estructura productiva y las estrategias inteligentes

Mikel Navarro Arantzegi

Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad. Investigador

Universidad de Deusto. Catedrático de economía

La estructura productiva va transformándose continuamente en todos los países desarrollados y la aparición de nuevos productos y actividades es incesante. ¿Pero siguen dichas transformaciones una dirección reconocible? En las regiones punteras se camina, generalmente, hacia una diversificación especializada. Durante algún tiempo hemos podido asistir a un debate doctrinal en el que algunos economistas han hecho ver su preferencia por la especialización de los diferentes territorios  (Image removed.vgr. Marshall) y otros se han decantado por primar la diversificación (vgr. Jacobs). Pero recientemente un nuevo planteamiento ha aparecido, según el cual los territorios han de diversificar su actividad para que las ideas y conocimientos de determinados sectores puedan generar innovación en otros, pero advirtiendo que los ámbitos de conocimiento y capacidades de los sectores no deben de ser muy distantes entre sí, porque, en caso de que sean muy distantes, esa sinergia transversal puede llegar a ser inviable.  Es necesario, pues, abordar la diversificación, puesto que, de no hacerlo, poco podremos aprender de las actividades adyacentes o conexas; pero debe tratarse, en todo caso, de una diversificación especializada, es decir, los conocimientos y capacidades de las distintas actividades no deben ser radicalmente diferentes entre sí, dado que, en ese caso, sería imposible desarrollar sinergias entre aquellas.

Leer el análisis de la economista Cristina Berechet para el caso Navarro.

Consecuentemente, las estrategias territoriales sobre la estructura productiva deberían tratar de lograr ese objetivo de transformación y mejora. En ese sentido, la política regional de la Comisión Europea, a mediados de los 90, aconsejaba a todas las regiones emprender estrategias de innovación. Sin embargo los resultados de las experiencias emprendidas han sido mediocres e incluso negativos. Basta una mirada a las estrategias publicadas para darnos cuenta de las grandes similitudes entre ellas, puesto que prácticamente todas las regiones querían ser una bioregión, referentes en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs), destacar en nanociencias… Las estrategias regionales parecían copias miméticas las unas de las otras.

Es contrario a todo principio estratégico el hecho de que todos los territorios tengan estrategias idénticas. Las regiones deben intentar ser especiales, es decir, ser "únicas" en el sector o sectores que definan, pero en ningún caso puede cumplirse esa premisa si todas ellas aplican una misma estrategia. Si las condiciones circunstanciales y contextuales de los países son distintas entre sí, las estrategias definidas a su alrededor también deben ser, necesariamente, diferentes. Una estrategia supone hacer apuestas y concentrar los recursos en una serie de sectores. Pretender actuar en todos los sectores (bios, nanos, TICs, etc.) conduce a no contar con suficientes recursos para ser eficientes en todos ellos, puesto que es necesario hacer unas inversiones mínimas en cada uno para lograr esa eficiencia.

Ante un panorama tan desolador, algunos autores, con Dominique Foray a la cabeza, y la Comisión Europea han comenzado a propugnar estrategias de especialización inteligente (“smart specialisation strategies”). Es decir, proponen adoptar estrategias que concentren los recursos de investigación e innovación de las regiones en unos pocos sectores, para ser competitivos internacionalmente y especializarse en dichos sectores. En ese sentido, y según esos autores, el eje de las estrategias de especialización inteligente consistiría, en esencia, en adaptar las tecnologías de uso genérico (fundamentalmente las tecnologías bio, nano y las de la información y la comunicación) a la estructura productiva de cada región y, en consecuencia, transformar la estructura productiva del territorio en cuestión.

¿Qué se ha hecho al respecto en la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV)?

Desde que a principio de los años ochenta la CAPV comenzara a disponer de competencias económicas y políticas, el Gobierno Vasco puso en marcha políticas industriales con el objeto de trasformar la estructura productiva. Las transformaciones de la estructura productiva de la CAV en las décadas de los 80 y los 90 no se basaron en políticas de investigación y desarrollo (I+D), sino que se concentraron en las políticas de reconversión en los 80; y en la política de clústeres, las remodelaciones urbanas y la diversificación aeronáutica, en los 90. Aquellas fueron también “estrategias de especialización inteligente”, pues tuvieron en cuenta las circunstancias especiales de la CAPV y tenían por objeto la transformación de la estructura productiva. No obstante, la especialización diversificada de aquella época no se basó principalmente en la I+D.

 Gasto encaminado hacia la I+D. Euskal Herria, 2001/2010

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Sin embargo, con el nuevo milenio el Gobierno Vasco emprendió el camino de una diversificación especializada basada en la I+D. En un primer momento, en 2003, se hizo pública la estrategia Biobasque, posteriormente, en 2008, la estrategia Nanobasque y, finalmente, este año, la estrategia Energibasque (que, pese a que está redactada, aún no se ha dado a conocer). El punto de partida de las tres estrategias es el modo de trasformar la estructura productiva y los diferentes comportamientos del Gobierno y los agentes económicos.

El éxito de conocidas bioregiones como Boston o Cambridge se basa en una gran capacidad investigadora de sus universidades y el poder de grandes empresas farmacéuticas. Sabiendo que la CAPV no era una región destacada en esos ámbitos, ¿cómo se ha podido solventar ese hándicap? Formulando una estrategia en torno a las características específicas de la CAPV, sin copiar miméticamente las estrategias de aquellas regiones.Es decir, adecuando la estrategia Biobasque al contexto específico de la CAV. En su primera década de existencia, el objetivo principal de la estrategia consistió en crear bioempresas en la CAPV y ello dio lugar a la creación de 75 bioempresas, que han sido el germen del biosector vasco. Pocas regiones que han tratado de fomentar los bios casi desde la nada han logrado generar capacidades de investigación tan notables como las presentes en los CIC Biogune y Biomagune, o crear un número tan notable de bioempresas. No obstante, para eso han tenido que invertirse ingentes recursos, por lo que alguien puede llegar cuestionar la conveniencia o rentabilidad de tales inversiones.

Pienso que, efectivamente, si la incidencia de Biobasque en la estructura productiva de la CAPV se limitara a tales logros, quizá cabría considerarlo un cierto derroche de recursos económicos. Pero, las transformaciones que originariamente  pretendía impulsar Biobasque en la estructura productiva tenían un objetivo más ambicioso que el de crear un nuevo sector compuesto por esas bioempresas.Biobaque también perseguía propiciar la diversificación de los sectores tradicionales, tanto desde la vertiente de los proveedores (es decir, que las empresas de máquina-herramienta pudieran producir instrumental y equipos para bioempresas y para el sector de la salud) como de la de los usuarios (es decir, integrando biocomponentes en las industrias alimentaria, química, etc.). En otras palabras, no deberíamos limitar la revolución o la transformación de las bios únicamente a las bioempresas, puesto que aquella debería extenderse a casi todos los sectores de la estructura productiva. Si no se da ese último paso, puede que esa gran inversión realizada hasta la fecha en los bios haya supuesto hasta cierto despilfarro. Es preciso y prioritario, pues, en estos momentos, impulsar actividades que incidan en ese punto.

Image removed.La estrategia Nanobasque, tal y como se ha mencionado, se creó más tarde, en un contexto diferente. La capacidad investigadora de las universidades y los centros tecnológicos en los ámbitos nano y micro ya habían alcanzado un cierto nivel. En ese sentido, 60 empresas tenían entre manos proyectos de investigación nano o micro. Pero, aún así, seguían siendo necesarias grandes inversiones para crear infraestructuras públicas para la investigación, puesto que el universo nano es especialmente complejo y se necesitan de ingentes inversiones que, frecuentemente, suelen desbordar las dimensiones de las empresas. En este caso, a diferencia de lo que ocurría con los bio, el primer objetivo no es crear nanoempresas, puesto que es extraordinariamente difícil crear empresas de ese tipo; así, serán contadas las empresas que se puedan crear en ese ámbito.  El objetivo principal de Nanobasque es introducir los nanos en los sectores tradicionales, para intensificar la transformación y la diversificación de los sectores tradicionales de la CAPV.

Finalmente, la última estrategia emprendida es Energibasque. Estamos ante un caso bastante curioso, porque se trata del ámbito de actividad más sólido de la CAPV en la vertiente investigadora y empresarial, dado que contamos con más de 350 empresas, algunas de ellas líderes mundiales en sus sectores (Iberdrola, Sener, Gamesa...). En consecuencia, la iniciativa de los agentes no gubernamentales ha sido mucho mayor a la hora de diseñar esta estrategia. Se prevén diversificaciones especializadas de diferentes tipos en el sector: adentrarse en las energías marinas, impulsar el coche eléctrico, etc.

Resumiendo, si la CAPV pretende incrementar sus parámetros competitivos, debe seguir dando pasos hacia la diversificación especializada. Pese a que existen diversas posibilidades, las tecnologías de uso genérico son especialmente indicadas para ello.  A principios del nuevo milenio, la CAPV hizo una decida apuesta en ese sentido. Se han puesto en marcha tres estrategias diferentes en los ámbitos bio, nano y energía. Por ahora se han asentado las bases, creando infraestructuras y potenciando la capacidad investigadora. Pero falta el paso más importante, transformar y diversificar nuestros sectores tradicionales a través de esas capacidades que hemos potenciado. Si no acertamos a explorar esa vía, el esfuerzo hecho hasta el momento puede ser un tanto baldío.